miércoles, 23 de mayo de 2012

El amor no mata, pero engorda


Por: Víctor Araújo

@araujo_vic


¿Quién no ha sufrido por el amor? Esa extraña sensación que invade el cuerpo y se apodera de nuestra mente bloqueándole cualquier impulso racional. De hecho si el amor se localiza en algún órgano de nuestro cuerpo debería ser en el estómago y no en el corazón. Todos en algún momento hemos sentido ese cultivo de mariposas que invade el epigastrio y parece tener una tasa de natalidad superior a la de China o Japón.

Los filósofos griegos definían el amor como las pasiones y como características típicas del alma. Hoy en día el amor se asume como un sentimiento propio del ser humano que le permite prevenir la extinción de la especie, pero ¿realmente es eso? ¿Cómo podemos controlarlo?

Casi todos tenemos el amor demasiado idealizado. Es el sentimiento puro, universal, eterno e irracional que supera cualquier barrera u obstáculo de manera sobrenatural. El amor es tener una pareja estable, formar una familia, etc. Este amor de carácter romántico es típico de la cultura occidental y de esta época en particular.

Autor Caras Ionut
Vía www.bancodeimagenesgratis.com
El amor no nace por generación espontanea. El amor como tal está asociado a distintos neurotransmisores y sistemas de recompensa, los cuales son centros específicos del sistema nervioso central. Cuando uno está enamorado existen regiones del cerebro que cobran una importancia especial. Una en particular recibe el nombre de recompensa cerebral mesoaccumbens lo que permite ejercer una función ejecutiva que hace a los animales dirigir su comportamiento selectivo hacia la pareja adecuada. Esto está presente en todos los mamíferos y motiva conductas para la sobrevivencia y la reproducción.

Es decir, que hay un grupo de neuronas, que reciben el nombre de dopaminérgicas localizadas en el tallo cerebral, que generan en el cerebro esas sensaciones de placer, excitación, atención y motivación para perseguir y obtener recompensas.

Sé que suena un poco enredado, pero así funciona el amor, neurobiológicamente hablando. Ahora, en nuestro organismo tenemos algo llamado el núcleo caudado y juega un rol importante en el amor pues ocupa un papel en la recompensa, la detección y la expectativa, la representación de las metas lo que motiva a la acción y es por esto que el ser amado se presenta como algo único y novedoso. Y la plaga de mariposas en el estómago se la debemos única y exclusivamente al sistema límbico.

Cuando uno busca pareja inicialmente está movido por el deseo, por eso la gente dice que “el amor entra por los ojos” y la función evolutiva de ese deseo es motivar a las personas a tener sexo. Es decir, que todo aquel que dice no esperar sexo, sobre todo entre los veinte años, está mintiendo.

Y es que usted puede que sea infiel y no sea su culpa (me estoy refiriendo a los XY). Los hombres que producen más testosterona son menos propensos a casarse y tienen altas posibilidades de divorciarse luego de estar casados ¿por qué? Por problemas de su relación marital y la testosterona.

Lamento informarle a todos los cupidos que andan por ahí que el aumento de energía, la euforia, la concentración así como la motivación inquebrantable, el insomnio, la pérdida de apetito, el temblor, la taquicardia, ansiedad y el miedo son resultado de una concentración elevada de dopamina y no de una flecha.

Si usted quiere saber si en realidad su relación va a durar toda la vida, basta con perdurar más de tres años con su pareja para que su organismo le exija los niveles de dopamina que su pareja genera en su organismo. Y la famosa “tusa” o “despecho” son el resultado de no haber encontrado a una persona que genere más o iguales cantidades de dopamina en usted que su antiguo conyugue.

Yo pensaba que para sentirme mejor, luego de una separación, debía comer mucho chocolate porque activaba ciertos neurotransmisores que me pondrían feliz. La verdad es otra. La anandamina es un compuesto del chocolate y la palabra significa “dicha”. Esta sustancia es un neurotransmisor y actúa sobre las mismas zonas cerebrales que el THC, el componente activo del cannabis. Pero para conseguir el mismo efecto de fumarse un porro haría falta comerse unos 25 kilos de chocolate.

Entonces si, el amor si es una droga y funciona como tal. Cuando se termina una relación uno pasa por los síndromes de abstinencia y tolerancia resultados típicos luego de generar una dependencia y una adicción. A raíz de esto, algunas personas que tienen malas rupturas amorosas, crean problemas como el Trastorno Obesivo Compulsivo. El amor no mata, pero engorda.

No obstante el amor es, y seguirá siendo "un humo que sale del vaho de los suspiros; al disiparse, un fuego que chispea en los amantes; al ser sofocado, un mar nutrido por las lágrimas de los amantes; ¿qué más es? Una locura muy sensata, una hiel que ahoga, una dulzura que conserva" William Shakespeare



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