@Araujo_Vic
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Cuando
Julio Verne escribió “La vuelta al mundo en 80 días” jamás se imaginó lo
complejo que sería tal hazaña. El mundo
se ha vuelto un lugar muy diferente desde la mitad del siglo XIX hasta estos
tiempos. Seguramente el caballero inglés Phileas Fogg no hubiera apostado con
sus amigos y gastado la mitad de su fortuna si supiera del mundo tan raro en el
que vivimos.
Yo apoyo la
rebeldía, con causa, aunque la conjugación de ambas cosas pueda llegar a ser
contradictoria. Hoy apoyaré la ilegalidad y así como el inglés, haré una vuelta
al mundo, en 80 segundos, lo que seguramente le tomará en promedio leer el
siguiente artículo.
Empezaré mi
recorrido en Alemania. Donde construiré una oficina donde no se pueda ver el
cielo, ni siquiera “un poco” para atentar contra sus leyes. Iré a trabajar en
bicicleta, con el jean recogido a las rodillas portando una máscara y aguardaré
varios minutos esperando a que algún policía me detenga por mi hazaña. Antes
que los Alemanes se den cuenta de la cantidad de veces que violé sus leyes
pasaré por Francia.
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Me subiré
al ferrocarril y besaré una hermosa francesa hasta llegar a mi siguiente parada
dónde varios policías del tren tratarán de aplacar tal momento romántico.
Compraré un cerdo y le pondré por nombre Napoleón y emigraremos a Dinamarca.
Estando en
Dinamarca cometeré un crimen menor que me de una condena de unas cuantas horas.
Intentaré escaparme cuantas veces sea posible, pues en Dinamarca no es ilegal
intentar escaparse de prisión. Cuando cumpla mi condena iré a un restaurante y
pediré un vaso con agua, lo pediré con hielo y esperaré a que se derrita ¿por
qué? Porque en Dinamarca los restaurantes no pueden cobrarte un vaso con agua a
menos que vaya acompañado con hielo, limón u otras cosas. Pelearé con el dueño
del local y le insistiré que me sirvieron un vaso regular de agua y por tanto
no me lo pueden cobrar. Indignado porque finalmente pagué la deuda pasaré por
Suecia.
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En Suecia
solicitaré un servicio de “acompañamientos” y luego llamaré a la policía. A mi
no me harán nada porque no es ilegal pedir un servicio de prostitución, pero la
prostitución como tal si es un delito. Y antes de irme pintaré y repintaré mi
casa de tantos colores que el gobierno me mandará a buscar por no pedir los
permisos respectivos. Y mientras en Suiza políticos y pimps piden alguna
recompensa por mi cabeza, volaré a Suiza.
En Suiza me
multaran tanto por dejar las llaves en mi carro que será insostenible pagar tal
deuda. Me cambiaré el nombre y me iré a Noruega.
Estando en
Noruega sería bueno ir al lago Ness y tratar de castrar al monstruo del lago
Ness. Aparentemente lo único que no
puede ser castrado por ley son los perros.
Cosa que me parecerá discriminatoria y fuera de este mundo y tomaré cualquier
transporte hasta Finlandia.
En
Finlandia seré taxista. Hay que pagar los viajes con algo. Ofreceré un servicio
clandestino de “taxi musical”. Haré toda una mafia entorno a colocar música
mientras se transporta a los pasajeros y me daré a conocer como “Big V”, alías
que me hubiera gustado tener en caso de haber sido un capo. Pero tendré que
irme por el crecimiento del negocio y de nuevos capos. Me trasladaré a un país
gris y oscuro, me iré a Inglaterra.
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En
Inglaterra me volveré loco y colgaré mi cama en la ventana de mi departamento
hasta que alguien anuncie a las autoridades mis crímenes. Me emborracharé y
ahogare glorias pasadas con una vaca (lo cual, sólo para recordar, también es
prohibido, beber con una vaca). Y cuando los ingleses se harten de mi
comportamiento vedado buscaré una pareja homosexual y leeré un libro mientras
tienen relaciones lo que suscitara (espero) alarma nacional para que finalmente
me boten de esas tierras a lo que buscaré refugiarme en Irlanda.
Estando en Irlanda buscaré a un Cork y lo
perseguiré con un arco y una flecha un domingo para que sólo así me persiga la
policía y a lo mejor me deporten a América, el continente que me vio nacer.
Excelente publicación, la narración envuelve la indignación por parte de la naturalidad y esencia del ser humano al ser rechazadas ciertas conductas y aptitudes que por la sociedad son mal vistas o simplemente no se encuentra estipulado como una conducta normal. Como escuché una vez, el pueblo no debería temer al gobierno; es el gobierno es el que debe temer al publo.
ResponderEliminarHoy en día existen leyes para todos, unas más ridículas que otras, y algunas que parecen ser absolutas para evitar cualquier tipo de caos. Lo importante no es ir por la vida destruyendo países (como se expone en el artículo), lo importante es tener un campo de acción nuevo que no debe ser regido tanto por leyes sino por la moral. No se trata de pelear contra políticos, líderes y dirigentes, se trata, como tu muy bien lo expones, en hacer que ellos piensen un poco más en nosotros y que nosotros aprendamos a movernos en un margen de legalidad sin siquiera pretender ser parte del sistema.
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